Hace unas semanas participamos de la Misión Internacional de Humedales en la ciudad de Miami, Estados Unidos, iniciativa organizada por el comité de humedales de la Cámara Chilena de la Construcción con el fin de conocer experiencias avanzadas en el desarrollo de proyectos inmobiliarios en este tipo de áreas.
Este grupo de trabajo, que se junta regularmente, lo une el interés por el desarrollo sostenible de nuestras ciudades, es decir, que los proyectos que en ellas se ejecuten contribuyan al desarrollo social, ambiental y económico, además de analizar y discutir experiencias sobre la implementación de la Ley de Humedales Urbanos en nuestro país, por lo que ampliar nuestra mirada a través de esta Misión, conociendo como los países desarrollados solucionan este tipo de desafíos era un objetivo primordial, que podemos decir se cumplió totalmente.
La gira incluyó una visita al centro de Investigación de humedales en la Universidad Internacional de Florida, a la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Miami, reuniones con autoridades locales, oficinas de arquitectura, Fundaciones que trabajan el desarrollo sostenible en los humedales, oficinas de abogados y visita a proyectos. A través de esta agenda pudimos conocer el trabajo colaborativo que todos los actores involucrados realizan entorno a áreas protegidas, el desarrollo de infraestructura urbana verde, gestión del agua, desarrollo de proyectos inmobiliarios, además, de conocer el trabajo de distintos agentes regulatorios y administrativos que interactúan con el desarrollo de la ciudad de Miami y el Estado de Florida en general.
Fueron días intensos y enriquecedores que nos permitieron tener una perspectiva distinta de cómo estamos haciendo las cosas en nuestro país, pero lamentablemente, pudimos constatar lo lejos que estamos aún de alcanzar estándares de conocimiento técnico y fundado que permitan un trabajo colaborativo que impulse un desarrollo sostenible de nuestras ciudades.
Respecto al amplio conocimiento técnico que existe de los humedales este ha permitido que la ciudad se desarrolle en los bordes y entornos de estos, haciendo convivir los proyectos inmobiliarios con el entorno natural. La academia está centradas en aportar al proceso del desarrollo de la ciudad, desde el conocimiento aplicado, sin sesgos hacia la conservación sino entregando soluciones técnicas que permitan avanzar en iniciativas productivas en armonía con los humedales.
Lo segundo que rescatamos es el trabajo que han hecho las autoridades en entregar regulaciones claras y nítidas que permiten en un espacio de tiempo acotado claridad para la toma de decisiones y entregan las certezas necesarias para el desarrollo de proyectos que integren de la mejor forma los componentes económicos, ambientales y sociales.
Por último, y quizás lo más difícil, es tener entre todos los actores una visión conjunta y compartida del desarrollo de la ciudad. Los ejercicios locales que tenemos en la definición de planos reguladores no dan del todo cuenta de esto y prueba de esto es lo ocurrido en los últimos años en comunas como Concepción y Hualpén donde la actividad inmobiliaria quedó al margen de cualquier construcción colectiva y se terminó relegando a un espacio secundario cuando debió ser protagonista.
Tenemos muchos desafíos por delante. Comenzar a conversar abiertamente de la ciudad es quizás un punto de partida para volver a encontrar esos puntos comunes que nos permitan construir consensos. Mientras esto no ocurra estaremos desaprovechando oportunidades que otras generaciones van a resentir.